La bendición de la Adopción

3 Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo. 4 Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. 5 Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. 6 De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado. 7 Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados. 8 Él desbordó su bondad sobre nosotros junto con toda la sabiduría y el entendimiento.
— Efesios 1:3-8

En Efesios 1:5-8, encontramos un mensaje profundo sobre las bendiciones espirituales que Dios nos ha otorgado. Estos versículos nos invitan a reflexionar sobre la predestinación, la adopción, la redención y el perdón, enseñanzas que tienen un impacto significativo en nuestra vida diaria.

La Predestinación y Adopción: Un Regalo de Amor

La predestinación es un concepto que ha generado debate, pero en su esencia, nos habla del amor incondicional de Dios. Antes de crear el mundo, Dios ya nos había elegido para ser adoptados como sus hijos en Cristo. Esta elección no es exclusivista, sino que refleja el amor de Dios, al igual que muchos padres que hemos conocido que deciden adoptar a hijos (pero de manera perfecta en obra y amor) y nos ha llamado a ser parte de su familia.

La adopción es una bendición espiritual que nos coloca en igualdad de condiciones con los El Hijo de Dios, Jesucristo, primogénito y único hijo desde la eternidad, nuestro hermano mayor. Gozamos de la misma posición y privilegios que Jesús, disfrutando de su justicia y perfección posicional a los ojos del Padre. Esto nos recuerda que en la familia de Dios no hay distinciones; todos somos amados y valorados por igual.

Entender que en Cristo tenemos bienes y bendiciones mucho mayores que nuestro estado previo a la caída es algo que nos deja un poco perplejos. Como bien lo expresa John Stott:

“Por qué Dios continuó con la creación cuando sabía que lo que seguiría sería la caída y el pecado? Una de las respuestas es que Él nos había destinado para una dignidad mucho mayor que cualquier cosa que la creación nos pueda dar” p.39 (The Message of Ephesians)

Redención y Perdón: El Corazón de Nuestra Fe

La redención y el perdón son regalos que fluyen de la gracia y bondad de Dios. Él compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo (redención) y perdonó nuestros pecados. Esta verdad nos invita a vivir en una constante actitud de agradecimiento y humildad, reconociendo el gran sacrificio que se hizo por nosotros.

Aplicaciones Prácticas de Estas Enseñanzas

  1. Reconocer Nuestra Identidad en Cristo: Saber que hemos sido elegidos y adoptados por Dios debe influir en cómo nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Somos valiosos y amados más allá de nuestras circunstancias y de manera completamente inmerecida.

  2. Vivir en Libertad y Perdón: Entender la redención y el perdón nos libera de la esclavitud del pecado y nos motiva a perdonar a otros. Vivimos no bajo el peso de nuestros errores, sino bajo la libertad de la gracia de Dios.

  3. Reflejar la Gracia de Dios en Nuestras Acciones: Como receptores de esta inmensa gracia, estamos llamados a ser canales de esa misma gracia hacia los demás. Esto se traduce en actos de amor, compasión y justicia en nuestro entorno.

  4. Responsabilidad: Como hijos tenemos privilegios pero también la responsabilidad de ser como nuestro Padre. 

  5. Propósito: Fuimos creados para adorarle, por lo tanto es la única forma en la que seremos completos. 

  6. Posición: Todo lo que tenemos, es porque Jesús lo es por nosotros, y nosotros podemos estar en Jesús para ser receptores de esas bendiciones del Espíritu. Nada en la vida cristiana se termina de separar del mensaje glorioso del evangelio, la muerte y resurrección de Jesús.

Conclusión

Efesios 1:5-8 nos abre los ojos a la riqueza de las bendiciones espirituales que hemos recibido. Al reflexionar sobre estas verdades, descubrimos un camino hacia una mayor comprensión de nuestro lugar en la familia de Dios, la libertad que nos ha sido otorgada, y la responsabilidad que tenemos de vivir de manera que refleje la gracia que nos ha sido dada. Estas enseñanzas nos desafían a vivir una vida marcada por el amor, la redención y el perdón, transformando no solo nuestras vidas sino también el mundo a nuestro alrededor.

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